sábado, 12 de diciembre de 2015

Aniversario de Vida.

Querida Alba, mi niña-sonrisa:

Cuántas cosas no te digo y hablo en este año que como hojas de almanaque va cayendo, día tras día.

Alba, leo libros que me ayudan a estar cerca de ti. Durante este corto espacio, el más corto que he vivido jamás, me he dado cuenta de que todo tiene un desenlace bueno e importante para mi crecimiento personal; para lo que en tu vocabulario de niña-científica llamarías Evolución.

Renazco, Alba, para conectar con esa fuerza que todos tenemos, con esa perfección que esencialmente soy, con ese amor y esa sabiduría que está a mi disposición para ayudarme y levantarme en momentos de dolor y dificultad.

Alba, ya nunca nada será igual. Veo la vida desde un presente crecido, desde una perspectiva que me enriquece porque me ofrece mil posibilidades que no había visto antes.

Ahora me doy cuenta de cuanto te quiero, Alba, porque ya tengo más capacidad de amor. Me siento más cerca de todos porque acepto mi dolor y puedo aceptar el dolor de los demás sin que me derrumbe.

Todo lo que me daba miedo se puede superar y así convertirse en una herramienta más para ir por la vida mejor.

Ahora sé que morir no es un fracaso, sino un nacimiento hacia otra realidad menos limitada que ésta, donde mi cuerpo que siente dolor ya no hace falta.

Tu muerte, Alba, no es mi enemiga, se convierte en amiga. Esa amiga que sé que me estará esperando suavemente para acercarme a ti, algún día, eternamente.

A mí ahora me toca vivir en este lado, en el que tengo muchas cosas que hacer, disfrutar como lo hicimos juntas, conseguir y, sobre todo, ser. Ya no habrá ganadores ni perdedores, simplemente bienestar general; y se hizo el milagro.

Alba, mi trocito de cielo…